imágenes entrañables de las personas amadas, de la religión, de
un tenaz sentido del humor, e incluso de un vislumbrar la belleza
estimulante de la naturaleza: un árbol, una puesta de sol.
Pero estos momentos de alivio no determinan la voluntad de
vivir, si es que no contribuyen a aumentar en el prisionero la
noción de lo insensato de su sufrimiento. Y es en este punto
donde encontramos el tema central del existencialismo: vivir es
sufrir; sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento.
Si la vida tiene algún objeto, éste no puede ser otro que el de
sufrir y morir. Pero nadie puede decirle a nadie en qué consiste
este objeto: cada uno debe hallarlo por sí mismo y aceptar la
responsabilidad que su respuesta le dicta. Si triunfa en el empeño,
seguirá desarrollándose a pesar de todas las indignidades.
El hombre en busca de sentido.
Viktor Frankl.
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